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Santa Teresita de Lisieux, también conocida como la pequeña flor del Carmelo, fue una religiosa carmelita descalza francesa que vivió a finales del siglo XIX. A pesar de su corta vida -murió a los 24 años- dejó un gran legado espiritual, plasmado en su autobiografía Historia de un alma y en sus cartas y poemas. Fue declarada santa en 1925 y proclamada doctora de la Iglesia en 1997 por Juan Pablo II. Ella vivió la Navidad con una fe profunda y una ternura especial.
La misma santa nos cuenta que recibió una gracia de conversión en la Nochebuena de 1886, cuando tenía 13 años, que la hizo salir de la niñez y entrar en la madurez espiritual. Desde entonces, su amor a Jesús se hizo más fuerte y más ardiente, y quiso consagrarle toda su vida.
¿Qué consejos nos daría Santa Teresita para preparar nuestro corazón para la Navidad? Aquí te compartimos algunos, basados en sus propias palabras y experiencias:
1
Vivir el Adviento con esperanza y confianza
El Adviento es un tiempo de espera y de preparación para la venida del Señor. Santa Teresita nos anima a vivirlo con esperanza y confianza, sabiendo que Dios nos ama y nos espera con los brazos abiertos. Ella nos dice:
“No tengas miedo de amar demasiado a Jesús, porque él te ama con locura. Él no viene a juzgarte, sino a salvarte. Él no viene a condenarte, sino a perdonarte. Él no viene a castigarte, sino a abrazarte. Él no viene a exigirte, sino a ofrecerte. Él no viene a dominarte, sino a servirte. Él no viene a esclavizarte, sino a liberarte. Él no viene a humillarte, sino a ensalzarte. Él no viene a apartarte, sino a acercarte. Él no viene a olvidarte, sino a recordarte. Él no viene a rechazarte, sino a aceptarte. Él no viene a odiarte, sino a amarte”.
2
Hacer un belén con amor y creatividad
Una de las tradiciones más bonitas de la Navidad es hacer un belén -o nacimiento- que representa el nacimiento de Jesús en el pesebre. Santa Teresita nos invita a hacerlo con amor y creatividad, como una forma de expresar nuestra fe y nuestra devoción al misterio de la Encarnación.
“Me gusta mucho hacer el belén, porque es una forma de acercarme a Jesús, de contemplarlo, de adorarlo, de imitarlo. Me gusta ponerle muchos detalles, muchos personajes, muchos animales, muchas flores, muchas luces. Me gusta hacerlo diferente cada año, con distintos materiales y escenas. Me gusta hacerlo con mis hermanas, con mucha alegría y cariño. Me gusta que la gente lo vea, que se emocione, que se inspire, que se convierta”.
3
Ofrecer pequeños sacrificios y actos de amor
La Navidad es también un tiempo de ofrenda y de generosidad, en el que podemos ofrecer a Jesús pequeños sacrificios y actos de amor, que le agradan más que los grandes regalos. Santa Teresita nos enseña a practicar su “caminito” de la infancia espiritual, que consiste en hacer todo por amor a Dios, con sencillez y humildad, sin buscar el aplauso ni el reconocimiento de los demás. Ella nos dice:
“No creo que el Señor me pida grandes cosas, sino que me contente con lo poco que puedo darle. Lo que le ofrezco son flores, flores silvestres, que encuentro por el camino de la vida ordinaria. Son mis pequeños sacrificios, mis pequeños actos de amor, mis pequeñas renuncias, mis pequeñas sonrisas, mis pequeñas palabras, mis pequeñas oraciones, mis pequeños servicios, mis pequeñas atenciones, mis pequeñas paciencias, mis pequeñas fidelidades, mis pequeñas alegrías, mis pequeñas penas, mis pequeñas esperanzas, mis pequeñas confianzas, mis pequeñas gracias, mis pequeñas alabanzas, mis pequeñas bendiciones, mis pequeñas caricias, mis pequeños besos, mis pequeños abrazos, mis pequeñas miradas, mis pequeños gestos, mis pequeños silencios, mis pequeños secretos, mis pequeñas sorpresas, mis pequeños regalos, mis pequeños detalles. Todo esto lo hago por amor a Jesús, y se lo ofrezco como un ramo de flores, que Él recibe con agrado y que perfuma su corazón”.
4
Celebrar la Misa del Gallo con fe y alegría
La noche del 24 de diciembre es la más esperada y emocionante para los cristianos que celebran el nacimiento de Jesús con la Misa del gallo. Santa Teresita nos anima a celebrarla con fe y alegría, sabiendo que Jesús se hace presente en la Eucaristía, que es el verdadero pan de vida. Esto dice su diario:
“La Misa del Gallo es el momento culminante de la Navidad, donde nos unimos a toda la Iglesia para adorar al Niño Dios, que se hace presente en la Eucaristía. Es una celebración muy solemne y bella, con cantos y lecturas propias de la fiesta. Es una celebración muy íntima y personal, donde podemos recibir a Jesús en la comunión, que es el verdadero regalo de Navidad. Es una celebración muy gozosa y festiva, donde podemos expresar nuestra gratitud y nuestra alabanza a Dios, que nos ama tanto que se hace uno de nosotros”.
5
Vivir la Navidad con sencillez y humildad
Santa Teresita nos invita a imitar a Jesús, que se hizo pequeño y humilde por amor a nosotros, y a no dejarnos llevar por el consumismo y el materialismo que desvirtúan el sentido de la Navidad.
“La Navidad es Jesús, que nace en nuestro corazón, que nos salva, que nos ama. La Navidad no es solo una fiesta externa, sino una realidad interior, que cambia la vida. La Navidad no es una ocasión para acumular cosas, sino para compartir lo que tenemos. La Navidad no es una excusa para gastar dinero, sino para ahorrarlo para los pobres. La Navidad no es un motivo para presumir, sino para servir. La Navidad no es un tiempo para distraerse, sino para orar. La Navidad no es una fecha para olvidar, sino para recordar. La Navidad no es una buena noticia para algunos, sino para todos”.
Estos son algunos de los consejos que nos daría santa Teresita de Lisieux para preparar nuestro corazón para la Navidad. Siguiendo su ejemplo y su intercesión, podemos vivir esta fiesta con más profundidad y más alegría, y acercarnos más a Jesús, que es el verdadero sentido de la Navidad.