Muchos sacerdotes bromean sobre los feligreses que ignoran los boletines de su iglesia, pero ese no es el caso del padre Tim O’Sullivan, de la iglesia de san Efrén de Bensalem (Pensilvania). Tras más de 20 años de servicio en su parroquia del área de Filadelfia, el sacerdote se enfrentó a muchos problemas de salud que le llevaron a necesitar un transplante de riñón el pasado otoño, así que hizo la petición en el boletín de su iglesia. Inmediatamente recibió una respuesta positiva.
“Varios feligreses se ofrecieron a donar sus riñones”, explicó a Aleteia por teléfono. “Me quedé alucinado -verdadera y profundamente bendecido-, pero ninguno de ellos era compatible”.
El padre O’Sullivan también tuvo familiares que intentaron ayudarle, pero ninguno de ellos era candidato idóneo.
Entonces, Christine Moretti, feligresa de san Efrén, perdió inesperadamente a su hermano mayor, Albert Stanley, del sur de Filadelfia, el día de Año Nuevo.
Había comprobado su carné de conducir para ver si se había inscrito como donante de órganos, y descubrió que sí.
“No me sorprendió en absoluto que fuera donante de órganos”, dijo Moretti a ABC Channel 6 News mientras hablaba entre lágrimas de su hermano, que “tenía una risa que podía iluminar una habitación”.
Stanley había fallecido tristemente a causa de una serie de derrames cerebrales que le provocaron una hemorragia cerebral terminal.
Éxito de la operación
Moretti se puso en contacto con el padre O’ Sullivan, y el agradecido sacerdote recibió los dos riñones de Stanley unos días después.
El trasplante fue un éxito y el padre O’ Sullivan ya no se somete a diálisis. Los pulmones y las córneas de Stanley también se donaron a otros pacientes.
“Es una lección de humildad que hayan tomado una decisión tan generosa”, dijo el padre O’ Sullivan a Aleteia. “Incluso en medio de su dolor, pensaron en mí. Estoy realmente impresionado”.
La familia de Stanley dijo que se sintieron muy reconfortados durante su inesperada pérdida y profundo dolor al saber que los órganos de su ser querido estaban dando al padre O’ Sullivan y a varias otras personas una nueva oportunidad de vida.
“Ya era un consuelo saber que [Stanley] seguiría viviendo a través de otros”, explicó Christine Moretti a ABC Channel 6 News. “Pero saber que se trata de alguien tan cercano -parte de nuestra parroquia, con quien interactúan mis hijos- esto fue muy significativo para mí”.
La madre de Albert Stanley, Rosemarie Frankel, tuvo recientemente la oportunidad de compartir un abrazo entre lágrimas con el padre O’ Sullivan en la rectoría de la iglesia de St. Ephrem.
Frankel expresó que ella y el resto de su familia esperan que otros consideren la donación de órganos. Están haciendo correr la voz sobre la Sharing Network Foundation, la organización que les apoyó durante su terrible experiencia.
Mientras tanto, el padre O’Sullivan se puso recientemente en contacto con sus amigos de Aleteia para informarles de que sus médicos están satisfechos con su recuperación y que espera volver a san Efrén para decir Misa en abril.