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El martes 9 de enero ocurrieron diferentes incidentes violentos en Ecuador. El principal de ellos se dio durante la transmisión de un programa de televisión en vivo, cuando hombres armados interrumpieron las transmisiones, en Guayaquil.
Momentos después los hombres fueron detenidos y el presidente, Daniel Noboa, decretó que existe un “conflicto armado interno”, con lo cual dio la instrucción a las fuerzas armadas de “neutralizar” a los grupos delictivos.
A partir de esto la población del país ha vivido momentos de desesperación por los operativos, explosiones, secuestros y disturbios que se viven en las calles.
Un agravamiento de la crisis de seguridad en Ecuador
La crisis de seguridad que se vive en el país -causada en gran medida por el narcotráfico- ha incrementado durante los últimos años. El 2023 cerró con un récord histórico de homicidios al registrarse 7 mil 878 asesinatos, de los cuales, el 92 % quedaron impunes.
Este decreto se une al estado de excepción decretado un día antes por la fuga del líder de uno de los grupos criminales del país.
La violencia no prevalecerá, anima el episcopado
La conferencia episcopal ecuatoriana emitió un comunicado el 9 de enero en donde invita a no caer en el “pánico estéril” que produce la viralización de imágenes violentas en las redes sociales, y llama a la unidad y fortaleza.
“Somos un país de fe. Desde niños aprendimos que todos somos hermanos” escriben; y continúan asegurando que confían a Dios la integridad de cada ecuatoriano y la estabilidad del Estado.
Los obispos ecuatorianos recordaron que este año Ecuador cumple 150 años de haber sido consagrado al Sagrado Corazón de Jesús, a quien piden “salve al Ecuador”.