Una triste noticia para el nuevo año 2024. Desde el 20 de diciembre, al menos 14 sacerdotes católicos han sido detenidos en Nicaragua. El obispo de Siuna, Isidoro Mora, fue el primero en sufrir la ira del presidente Daniel Ortega. La represión religiosa no se detuvo ni siquiera en Nochevieja, siendo el sacerdote Gustavo Sandino el último en ser detenido.
Estas detenciones masivas han despertado la preocupación del Papa Francisco. El lunes expresó su “preocupación por lo que está sucediendo en Nicaragua, donde obispos y sacerdotes han sido privados de libertad”. El Santo Padre también recordó a las familias de las víctimas y a “toda la Iglesia en el país” su “cercanía en la oración”.
Ante esta injusticia, el Pontífice invitó a “todo el pueblo de Dios” a “rezar con insistencia” por Nicaragua, deseando que “se busque siempre el camino del diálogo para superar las dificultades”. “Recemos hoy por Nicaragua”. Una decena de organizaciones opositoras en el exilio también expresaron su indignación. Piden a la comunidad internacional que asuma “de una vez por todas su responsabilidad de proteger los derechos humanos en Nicaragua”.
Católicos en el punto de mira de las autoridades
Los católicos han sido perseguidos por su fe desde que Daniel Ortega llegó al poder en 2007. En 2018, el líder del país acusó a los líderes religiosos de apoyar a sus oponentes políticos en lo que consideraba un intento de golpe de Estado. A esto le siguieron manifestaciones que dejaron más de 300 muertos, según la ONU. En respuesta, el Papa Francisco describió el gobierno de Ortega como una “burda dictadura”.
Más recientemente, en febrero de 2022, Monseñor Rolando Álvarez fue condenado a 26 años de prisión por traición a la patria. Un acto de resistencia en un momento en el que el clérigo tenía la opción de huir a Estados Unidos.