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San Juan de la Cruz nació en Fontiveros, Ávila, el 24 de junio de 1542, en una familia humilde de tejedores de buratos, unos velos de seda muy finos y delicados. Su padre era descendiente de judíos conversos, lo que le acarreó algunas dificultades en su época. Quedó huérfano de padre a los dos años y su madre tuvo que trasladarse con sus hijos a Medina del Campo, donde Juan recibió su primera educación.
A los 21 años, ingresó en el convento de los Carmelitas de Medina, donde tomó el nombre de Juan de Santo Matía. Allí estudió filosofía y teología en la Universidad de Salamanca y fue ordenado sacerdote en 1567. Ese mismo año, conoció a santa Teresa de Jesús, que le propuso unirse a su proyecto de reforma de la Orden del Carmelo, que buscaba recuperar el espíritu original de oración, pobreza y austeridad.
Reformador de la Orden del Carmelo
Juan aceptó el reto y cambió su nombre por el de Juan de la Cruz. Junto con otros dos frailes, fundó el primer convento de Carmelitas Descalzos en Duruelo, el 28 de noviembre de 1568. Desde entonces, colaboró con santa Teresa en la expansión de la reforma fundando y dirigiendo varios conventos en Castilla y Andalucía.
Su labor reformadora no fue bien vista por algunos de sus hermanos de la Orden, que se oponían a los cambios y veían en Juan una amenaza. En 1577, fue secuestrado por los Carmelitas calzados y encerrado en una celda oscura y estrecha en el convento de Toledo, donde sufrió torturas físicas y psicológicas durante ocho meses. Fue en ese período de sufrimiento y soledad donde compuso algunos de sus más bellos poemas místicos, como el Cántico espiritual y la Noche oscura.
Logró escapar de su prisión en agosto de 1578 y se refugió en el convento de las Carmelitas Descalzas de Toledo, donde terminó de escribir sus obras poéticas. Luego se dedicó a la dirección espiritual de las monjas y los frailes, y a la redacción de sus comentarios a sus propios poemas, que son verdaderas joyas de la teología mística. Entre ellos se destacan la Subida del Monte Carmelo, Noche oscura, Cántico espiritual y Llama de amor viva.
En 1588, fue nombrado vicario provincial de Andalucía y posteriormente, definidor de la Orden. Sin embargo, en 1591, se produjo un conflicto interno entre los Carmelitas Descalzos, que se dividieron en dos grupos: los mitigados y los estrictos. Juan pertenecía a estos últimos, que eran minoritarios y fueron marginados por los demás. Juan fue destituido de sus cargos y enviado al convento de La Peñuela, en Jaén, donde enfermó gravemente.
Fue trasladado al convento de Úbeda, donde murió el 14 de diciembre de 1591, a los 49 años, rodeado de sus hermanos y pronunciando las últimas palabras: “A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición”. Su cuerpo fue sepultado en el mismo convento, pero luego trasladado al de Segovia, donde se conserva actualmente.
Doctor de la Iglesia
San Juan de la Cruz fue beatificado por el papa Clemente X en 1675 y canonizado por el Papa Benedicto XIII en 1726. En 1926, fue declarado Doctor de la Iglesia por el papa Pío XI, con el título de Doctor místico. Su fiesta se celebra el 14 de diciembre y es el patrono de los contemplativos, los místicos y los poetas en español.
Su legado espiritual es una invitación a seguir a Cristo por el camino de la cruz, que es el camino del amor. Sus escritos son una fuente de luz y de consuelo para las almas que buscan a Dios con sincero deseo. Sus versos son una expresión sublime de la belleza y de la profundidad de la experiencia mística. San Juan de la Cruz es, sin duda, uno de los mayores maestros de la vida cristiana de todos los tiempos