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Acción del día: Prepara una comida especial  

Hombre cocinando

Grusho Anna - Shutterstock

Cecilia Zinicola - publicado el 12/06/23

"Una casa no es realmente un hogar a menos que contenga alimento y fuego tanto para la mente como para el cuerpo" - Benjamin Franklin

La comida no es solo alimento, sino también parte de nuestra historia. De hecho, muchos de los acontecimientos más importantes suelen ir acompañados por un buen plato especial: una boda, una fiesta de cumpleaños, un almuerzo de Pascua o una cena en Nochebuena.

Así, existe alrededor de la comida toda una cultura que va dando forma a nuestros días y que nos conecta no solo con las personas con quienes las preparamos o para las que estamos cocinando, sino también con aquellas que son parte de nuestro pasado.

¿Por qué?

Una comida es especial cuando contiene algo propio, cuando está hecha con un cuidado y amor que requieren de nuestro tiempo y energía cómo solían hacer nuestros antepasados. 

Antes era habitual dedicarle mucho tiempo a la cocina desde el cultivo y selección de los  ingredientes, hasta su preparación y el modo de compartirla convirtiéndose así en el espacio social por excelencia dentro del hogar. 

A través de un lenguaje propio la comida nos une y en lo común de esas actividades se creaba y revelaba la integridad de un espíritu comunitario. Sin embargo, hoy la vida se ha vuelto demasiado ocupada por lo que muchas veces las visitas por la cocina son fugaces, se come algo rápido o incluso en solitario. 

COUPLE
Matrimonio en la cocina.

Por eso, una comida especial puede ser la oportunidad perfecta para nutrir nuestras relaciones, volver a recrear un reencuentro con alguien que queremos o recordarle que es valioso y no está solo.

Al poner nuestro esfuerzo mostramos cuánto nos importa y ese amor no solo nos dignifica en acciones simples como hervir unas verduras o preparar una mesa, sino muy especialmente a la persona a la que va dirigida o con quien se comparte la ocasión. 

Cuando le damos vida a un plato con ese amor lo que se pone en práctica son nuestros dones al servicio de los demás. Nos sentimos felices, aumenta nuestra confianza, nos cuidamos los unos a los otros y creamos buenos recuerdos. 

Una buena comida hace que uno se sienta restaurado y fortalecido, cuidado y nutrido, agradecido y hasta consolado por su calidez. Cuando preparamos un plato especial estamos “elevando” algo que es simple, cotidiano y necesario llenándolo de gran significado.

¿A quién? 

Piensa en los más cercanos, aquellos con los que compartes el mismo techo, pero también incluye otros familiares o amigos con quienes puedas encontrar momentos y volverlos memorables. 

Con una comida la familia y los amigos pueden fácilmente conectarse entre sí después de una semana ajetreada para enterarse de lo que les  pasa o han hecho. 

Una persona que vive sola siempre espera contactar con otro de alguna manera y alguien que está enfermo necesita un buen plato que le devuelva energía. 

Puede ser un alivio para alguien luego de regresar de un viaje y hasta puedes crear o participar de un mealtrain que es una cadena de comidas repartidas entre varias personas durante un tiempo determinado para ayudar a alguien que necesita aliviar sus tareas en casa. 

Un plato de comida para alguien que acaba de pasar por una cirugía o ha sufrido una pérdida, un vecino nuevo que acaba de mudarse o un amigo que acaba de tener un bebé puede ser algo muy reconfortante. 

llevar comida a un vecino
Llevar comida a un vecino necesitado, un gesto de misericordia

¿Cómo?

Busca inspiración en recetas familiares. Nuestras abuelas solían hacer todo casero. Cuando estás cocinando algo, puedes traer el recuerdo de un plato que solías comer con tus abuelos y revivirlo. Eso le dará un toque especial a otros miembros de tu familia que apreciarán ese recuerdo feliz.

Otra fuente de ideas está en el almanaque. El año litúrgico está lleno de períodos de fiesta que puedes considerar para preparar un plato especial que sea afín a esa ocasión. Revisa las fechas que encuentres significativas para celebrar y compártelas con alguien. 

Hay muchas recetas antiguas y modernas que honran a los santos con comidas especiales en sus días festivos como por ejemplo la tradicional empanada de requesón en el día de San Patricio o el estofado de cordero vasco en la fiesta de San Ignacio de Loyola. 

Descubre la vida de San Benito y aprende a elaborar los famosos huevos benedictinos con albahaca holandesa, prepara un delicioso ceviche a la peruana de la mano de San Martín de Porres o un postre tiramisú en honor a Santa María Goretti.

Alimento espiritual

¿Cómo presentar tu plato? No se necesita mucho para hacer algo bonito. Unas flores, velas o una vajilla fina pueden darle un toque especial. Para agregar un detalle personal se pueden utilizar tarjetas con el nombre de cada persona atado a su servilleta.

También un espacio al aire libre o un ambiente previamente preparado pueden ayudar al recogimiento y a evitar que cada uno coma por separado frente a una pantalla dando lugar a distracciones o al centrarse sólo en uno mismo. 

Si quieres incorporar un elemento espiritual comparte algo por lo que estás agradecido o incluye tarjetas de oración para los comensales. Recordar bendiciones y pruebas por las que uno pasa es algo que nos acerca más con nuestros seres queridos, pero también a Dios. 

Al final fue el mismo Dios quien quiso que hubiera una comida especial para encontrarnos  con él. Nuestra hambre terrenal es un impulso a un anhelo más profundo que nos hace buscar satisfacerla en comunión con los demás. 

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alimentaciónsolidaridadvalores
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