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“Western Stars” es una película singular. Codirigida por el propio Bruce Springsteen, es un documental de acompañamiento del disco que grabó con ese mismo título hace tres años. En ella interpreta sus canciones en versión acústica y las comenta con reflexiones en las que desnuda su alma de modo inusual lo que brinda una gran oportunidad para conocer su lado más humano, y también algunas facetas de su espiritualidad y fe religiosa.
“El amor es uno de los pocos milagros de los que tenemos pruebas a diario. Aunque hacemos todo lo posible para rebatir esta idea”, opina el músico al comentar su canción ‘There goes my miracle’ (‘Ahí va mi milagro’).
Y añade: “El amor y la creatividad que nace de él es una precisa señal de la divinidad de Dios dentro de nosotros. Nos hace mejores, pero debes esforzarte por ser tocado por su varita”.
El amor exige esfuerzo, y cuando no se da puede quebrarse, según ha podido constatar el músico por propia experiencia. “El protagonista de la canción conoce las reglas (del amor). Pero, a veces, nuestros temores, nuestras viejas costumbres y nuestras inseguridades sacan lo peor de nosotros. Y ‘adiós al milagro”.
Como puede verse por las citas anteriores, los comentarios del autor de ‘Born in the USA’ o ‘The River’ no eluden lo íntimo, o incluso lo confesional. Como tampoco evitan la autocrítica y el reconocimiento de que no siempre fue ese buen hombre que sus seguidores tienen tendencia a asociar con su mito.
“Durante mucho tiempo, si te quería y me sentía muy unido a ti, te hacía daño si podía. Aún hay días en que me cuesta no sucumbir. Pero he cambiado para bien gracias al amor de mi familia y de mis buenos amigos”, asegura el ‘Boss’, que se reconoce en un proceso de mejora personal no concluido.
“He aprendido a amar, a ser compasivo con mis seres queridos y a vivir con un cierto honor“, añade.
El músico puso como ejemplo de las incertidumbres y las grandezas del amor su propia historia afectiva con su mujer, Patti Scialfa. “Cuando comenzamos a salir no sabíamos adónde nos iba a conducir esa relación. No teníamos ninguna garantía. Vivíamos día a día con la confianza de que nos llevaría a algún puerto”.
Springsteen recuerda que se veían a escondidas, siempre en un mismo banco en Chelsea, frente al Empire Diner. “Ese fue el banco en el que le pedí matrimonio, y al que vinimos con nuestro primer hijo Evan para grabar nuestras iniciales”.
Todo esto ocurría hace más de 30 años “y el matrimonio sigue sin garantizarnos nada. Sólo nos sostienen la fe y el amor que nos profesamos el uno al otro”.
El Springsteen maduro de ‘Western ha aprendido a convivir con la falta de respuestas y de certezas de la existencia, así como con los misterios de la vida, que en otros momentos le turbaron, y concibe el entendimiento de la existencia como un peregrinaje.
“Si tu corazón está abierto, y reflexionas, y vives, y amas con honestidad, las preguntas que te haces empiezan a ser más profundas, mejores. Así que avanzas, sigues haciéndote preguntas, vacilando, poniendo un pie delante del otro, porque así amanecerás. Buen viaje, peregrino”, desea a sus fans.
“Una canción de amor es la redención del corazón. Dejamos atrás la oscuridad y ponemos rumbo al sol”, afirma en otro momento al comentar otro de los temas de aquel álbum.
Springsteen reflexiona sobre el carácter golpeado, frágil, del ser humano a partir de otra de las canciones de ‘Western stars’: ‘Drive fast’, una canción que habla de estar perdido en la carretera de la vida.
“Todos estamos rotos en cierto sentido, ya sea de forma física, emocional, o espiritualmente. En esta vida nadie se libra de la herida”.
“Es fácil perderse, o no encontrarse jamás. Cuanto mayor eres, más cargada llevas la mochila de cosas sin solucionar. Así que pagas el precio, y, cuanto mayor eres, más caro lo pagas”, explica Bruce, que tenía 70 años cuando grabó el documental, y 73 ahora.
El modo como las emociones negativas perturban nuestra percepción de las cosas, torpedea la posibilidad de ser felices y bloquean nuestro entendimiento de la realidad es también abordado por el cantante, que actuó recientemente en España.
“A veces nos han hecho demasiado daño, o no se nos ha pasado el miedo que hemos vivido y eso nos impide ver que hemos encontrado algo bueno”, explica Springsteen.
Y añade: “A veces nos atrae sufrir. Es a lo que estamos acostumbrados. Nos sentimos como en casa en el sufrimiento y nos resulta más familiar que el amor. No sabemos cómo aferrarnos al amor”.
Los comentarios del músico norteamericano evidencian que ha realizado un importante trabajo de auto análisis personal que intenta compartir en parte con sus seguidores. Y entre las reflexiones que les dedica hay unas muy valiosas sobre el modo como la mentira y el engaño matan la posibilidad del amor.
“Las mentiras devoran todo lo que tienes y todo lo que puedes llegar a tener”, asegura con contundencia. Por el contrario, “la fe, la esperanza, la confianza… todas esas cosas difíciles de encontrar son las que hacen florecer el jardín del amor”.
Al comienzo del documental, Bruce Springsteen esboza otras reflexiones sobre la idiosincrasia americana y algunos de sus rasgos más llamativos, como la pasión por los coches.
“Sigo escribiendo de coches. Supongo que el coche es una gran metáfora para mí. En Estados Unidos nos pasamos gran parte de nuestra vida en el coche yendo de un sitio a otro”.
“Supongo que hace 40 años el coche era un símbolo de libertad. Hoy ya no tanto. Como mucho es una metáfora del movimiento. Sentimos que avanzamos hacia el futuro, pero no sabemos hacia donde vamos y simplemente nos movemos”, explica el Boss.
Muy reveladora es también su reflexión sobre el conflicto que late en la idiosincrasia norteamericana -y que en gran medida es extrapolable a otras culturas- entre el individualismo y la necesidad de comunidad.
“La idiosincrasia americana tiene dos caras. Una transitoria, inconstante y solitaria. Y la otra, colectiva y comunitaria, en busca de una familia de raíces profundas y un hogar para que descanse el corazón. Estas dos caras entran, y entrarán, en conflicto siempre en el día a día de todo norteamericano”.