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El pionono es un pequeño pastel elaborado tradicionalmente en Granada, en el sur de España. Consta de dos partes básicas: una fina lámina cilíndrica de bizcocho enrollado humedecido en un almíbar azucarado, y una corona cremosa ligeramente caramelizada con un soplete, como en la crème brûlée. Se supone que su forma representa la cabeza de un papa, con su casquete blanco crema: el zucchetto.
El nombre pionono alude a Pío IX – Pio Nono, en italiano
Pío IX fue el papa con el reinado más largo (después de San Pedro, claro), quien proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción, y quien introdujo el telégrafo y el alumbrado a gas en los territorios anteriormente controlados por la Santa Sede. También fue el primer Papa que viajó en tren: en 1870, las líneas ferroviarias construidas en los Estados Pontificios ya cubrían más de 300 kilómetros.
Según la versión más difundida, el pionono fue invención del pastelero Ceferino Isla González, allá por el año 1897. Devoto de la Inmaculada Concepción, habría dedicado este pastel al papa que finalmente proclamó el dogma. Una estatua construida en su honor aún se conserva en su natal Santa Fe, en Andalucía.
Los piononos pueden ser dulces o salados. Los piononos dulces generalmente se rellenan con dulce de leche y nueces picadas y se sirven como plato de postre. Los piononos salados o agridulces se rellenan con jamón, queso, tomate, aceitunas y mayonesa. También se puede utilizar pollo, atún o huevos duros. Los piononos salados se suelen servir como aperitivo antes del plato fuerte, acompañados de una ligera ensalada.