«En la cordillera conocimos un Dios bondadoso», expresó en una reciente entrevista con Aleteia Gustavo Zerbino, uno de los 16 uruguayos sobrevivientes del «infierno helado» tras lo acontecido el 13 de octubre de 1972 con un vuelo del avión Fairchild de la Fuerza Aérea Uruguaya.
Ese avión transportaba a 45 uruguayos, la mayoría integrantes del Old Christians Rugby Club, equipo que iba a disputar un partido amistoso contra All Boys en Chile, y se estrelló contra la cordillera.
Desde ese momento transcurrieron unos durísimos 72 días cargados de dolor por la muerte de varios de los que iban en el vuelo. Incluso miedo e incertidumbre. Pero también momentos de fe, en medio de las dudas de un posible rescate, cargados de instancias de oración (como el rezo del Rosario cada noche).
«Para mí es una historia de amor, de solidaridad, amistad y vocación de servicio en donde la energía más grande que existe –para mí- es el amor. Y Dios es amor. En la cordillera Dios estaba presente en la persona que te masajeaba los pies para que no te mueras congelado. Ahí hicimos esa sociedad solidaria que se llama “la sociedad de la nieve” donde todas las noches le rezábamos a la Virgen», agregó Zerbino.
El Ave María, algo inexplicable
Precisamente, aquellos gestos de comunión y vocación de servicio fueron los que de alguna manera impulsaron a los sobrevivientes a no dejarse vencer y «ponerse en camino» (concepto reiterado en varias oportunidades por el papa Francisco) una vez que se enteraron (a través de una radio que pudieron recuperar) que nadie los iría a buscar.
Hubo varias expediciones (Zerbino participó de una de ellas), pero la de diciembre encabezada por Fernando «Nando» Parrado y Roberto Canessa –y que duraría 10 días- sería la determinante.
En efecto, poco antes de la Navidad, es que sucedió algo conmovedor, tal cual se dice en el libro «La sociedad de la nieve» (2008) del periodista y escritor uruguayo Pablo Vierci.
En un pasaje del libro, tal cual reprodujeron también medios uruguayos como El Espectador, uno de los 16 sobrevivientes, Daniel Fernández Strauch, relata que el 22 de diciembre de 1972, al sintonizar junto a Eduardo Strauch la radio minúscula que tenían con la esperanza de alguna noticia sobre el viaje de «Nando» y Roberto, escuchan que habían aparecido dos uruguayos.
Aquello los estremeció ya hasta empezaron a dudar si se trataría de algún otro avión con uruguayos u otras montañas. Esto hizo que se pusieran a buscar en otra emisora antes de salir a contar la noticia a quienes se encontraban en el fuselaje.
«Hasta que de repente ocurre otra de esas coincidencias inverosímiles e inexplicables. Tras la noticia, buscando afanosamente la confirmación en otra emisora, sintonizamos una radio donde estaban emitiendo el Ave María de [Charles] Gounod», contó Daniel Fernández Strauch.
«No sé por qué apareció ese Ave María en ese preciso momento, en la radio que lograba sintonizar tan pocas frecuencias interrumpidas por la estática. Pero Eduardo lo interpretó sin margen a dudas, eran Nando y Roberto. Los dos uruguayos que habían arribado a la vida, eran Nando y Roberto», agregó.
La madre junto a sus hijos
El desenlace de lo ocurrido hace casi 52 años es por demás conocido y la historia de aquel puñado de uruguayos se hizo mundialmente famosa. Parrado y Canessa dieron con el arriero chileno Sergio Catalán y posteriormente aconteció el rescate de los sobrevivientes curiosamente poco antes de Navidad.
No obstante, aquel canto del Ave María de alguna manera podría ser recordado como una señal de que aquella tragedia también tuvo mucho de «milagro». Aquella confirmación del «Dios bondadoso en la cordillera», aunque para muchos parezca contradictorio. Pero también el de una madre -a quien le rezaban todas las noches- que estuvo junto a sus hijos hasta el final.
«Nosotros volvimos con un estado de gracia muy grande de la cordillera», agregó Zerbino en aquella conversación que mantuvo con Aleteia.
«Unión, valor y fe en los Andes»
En 2022, a 50 años de lo sucedido en la cordillera, hubo muchos homenajes y hasta reediciones de libros y nuevos proyectos audiovisuales.
El pasado 13 de octubre del 2022, durante una misa que se celebró en Montevideo, hasta fue leído un mensaje que envió el papa Francisco a través de Zerbino (carta que fue facilitada también a Aleteia).
«Sigan siendo profetas de esperanza», dijo el Papa en esa oportunidad.
En el barrio residencial de Carrasco en Montevideo, zona vinculada a los protagonistas de los Andes, se inauguró un memorial con motivo de los 50 años del «milagro».
«Unión, valor y fe en Los Andes», se llama el memorial. Uno de los encargados de recordarlo fue Gonzalo Estévez, el párroco de Stella Maris, iglesia también con vínculo con los sobrevivientes.
«La vida vivida como un regalo de Dios que debe cuidarse para sí y para el otro hasta dársela al otro para que pueda seguir viviendo», agregó Estévez a través de Twitter y con una imagen del nuevo memorial.