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El director que acercó a israelíes y palestinos está muy enfermo

Daniel Barenboim 02 – es

Real Maestranza de Caballería de Ronda / Flickr CC

Martín Susnik - publicado el 13/10/22

Barenboim padece una "enfermedad neurológica grave" y suspendió sus presentaciones de los próximos meses

El pasado 4 de octubre, a mes y medio de celebrar sus 80 años, el reconocido director de orquesta Daniel Barenboim publicó en sus redes sociales el siguiente comunicado: “Con una combinación de orgullo y tristeza anuncio hoy que estoy dando un paso atrás en algunas de mis actividades de actuación, especialmente la realización de compromisos, para los próximos meses”.

El mensaje, en inglés y alemán, explica las causas de este imprevisto. “Mi salud se ha deteriorado en los últimos meses, y me han diagnosticado una enfermedad neurológica grave. Ahora debo concentrarme en mi bienestar físico tanto como sea posible”.

El comunicado concluye: “La música siempre ha sido y sigue siendo una parte esencial y duradera de mi vida. He vivido toda mi vida en y a través de la música, y seguiré haciéndolo mientras mi salud me lo permita. Mirando hacia atrás y hacia adelante, no sólo estoy contento, sino profundamente realizado”.

Un israelí y palestino que lucha por la paz

Daniel Barenboim es considerado uno de los mejores de orquesta de la actualidad e incluso más allá de ella. Es además mundialmente reconocido como pianista.

Nació en Buenos Aires en 1942 y se destacó desde muy pequeño al piano. Debutó en el Teatro Colón en 1950 y pocos meses más tarde se instaló en Europa junto a su familia.

Además de ser argentino, se nacionalizó como español, israelí y palestino y hace mucho viene abogando por una salida pacífica al conflicto de Medio Oriente. No lo hace desde la política, sino desde la música, que es su especialidad y su gran amor.

Es fundador junto a Edward Said de la West-Eastern Divan Orchestra, en la que participan músicos árabes y judíos. Con ello quiso mostrar que judíos y palestinos pueden trabajar juntos.

En el 2008 declaraba: “La única idea política que está detrás del proyecto es que no hay solución militar a este conflicto y que no hay que esperar más para regularlo políticamente.

Todos debemos combatir la ignorancia que reina en cada uno de los dos bandos con respecto al otro; aprender a respetar la lógica de la «narrativa» del otro. Esta orquesta se fundó contra la ignorancia. Como soy músico, actué en el ámbito musical”. La orquesta es por tanto un símbolo y un ejemplo a la vez. “No se trata de una ‘orquesta para la paz’, la agrupación no va a traer la paz. Es un símbolo.

En una orquesta todos somos iguales ante la obra, pero también interdependientes: el violín tiene necesidad del clarinete, que a su vez necesita al contrabajo, etc. Yo me vuelco personalmente; interpreto, pero escucho lo que hacen los demás. Me controlo en función de lo que hacen los otros. Así, el director, el único que no tiene una relación directa con el sonido, depende de la actitud y la aptitud de cada músico. Depende de lo que quiere y puede hacer el otro. Por supuesto, el director guía, entrega, pero también recibe la propuesta del músico”.

En múltiples entrevistas el maestro ha insistido en estas ideas, con la intención de que sean inspiradoras y ayuden a la convivencia social:

“Es como en la vida, si uno, en una pareja, no quiere oír las necesidades o los deseos del otro no hay entendimiento. Todo eso funciona igual en la música. Todos tienen que querer lo mismo. Se trata de lograr que todos los diferentes deseos, con sus contradicciones, donde uno piensa que un sonido debe tener un acento más suave y otro cree que debería ser más punzante, o más redondo, finalmente conformen uno solo, que de alguna manera los contenga a ambos. En la música hay contrapunto, distintas voces, un intercambio de ideas, pero también, una manera en que juntas dicen algo que no estaba en ninguna de ellas por separado”.

Declaración en 2018 para Infobae.

La 9° Sinfonía de Beethoven por Daniel Barenboim & the West-Eastern Divan Orchestra

Conflicto Rusia – Ucrania

En marzo de este año, Barenboim estuvo al frente de un “concierto por la paz” con la Ópera Estatal de Berlín y la Orquesta Estatal de esa ciudad, con el fin de recaudar fondos destinados al Fondo Humanitario para Ucrania de la ONU tras la invasión rusa a dicho país.

Sin embargo, Barenboim cuestionó la cancelación de diversos artistas por el solo hecho de ser rusos, tal como venía ocurriendo en diversos teatros europeos. “No creo que sea bueno que los artistas rusos sean automáticamente cancelados en Occidente. ¿Por qué? Se trata en su mayoría de personas que no tienen nada que ver con Putin y no tienen una buena opinión de él”, expresó en declaraciones al diario Berliner Morgenpost. Aclaró: “Otra cosa es si son artistas entusiastas de Putin que no están dispuestos a distanciarse en esta situación de guerra, entonces entiendo que no se los deje estar entre nosotros”. Barenboim no dejó dudas sobre su postura al calificar la intervención militar rusa en Ucrania como “un acto inhumano”.

Pope Francis with Daniel Barenboim – es
Papa Francisco junto a Daniel Barenboim

Música y Religión

Barenboim no es religioso. Sin embargo, su profundo interés intelectual, su capacidad reflexiva y su agudizado sentido de la belleza le permite relacionar la música y la religión de modo muy interesante:

“La música y la religión comparten una preocupación común por la relación entre los seres humanos y entre el hombre y el Universo. La dedicación a la música exige una búsqueda permanente de un todo a pesar de la infinita diversidad de cada obra concreta; en la religión esto tiene un paralelo en la lucha del individuo por la unicidad con el creador. Sin embargo, la religión se ocupa principalmente de la relación del hombre con el universo, mientras que la música clásica está más interesada en la exploración profunda de la existencia del individuo y por eso se la considera profana. Sin embargo, tanto la música como la religión en esencia lidian con la paradoja del intento del ser finito de devenir infinito. El compositor más capaz de trascender esta paradoja fue Bach, cuyas obras, tanto sagradas como profanas, están impregnadas de piedad y de un respeto profundo hacia el individuo”.

Entrevista a Barenboim para DW en 2017

Tags:
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