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Paulo Aido y María Lozano
Una religiosa italiana de 83 años fue brutalmente asesinada a tiros la noche del 6 al 7 de septiembre durante un ataque armado en la misión de Chipene, en la diócesis de Nacala. La fundación ACN lamenta que el componente religioso se está volviendo cada vez más importante para los terroristas.
Sor María de Coppi, religiosa comboniana que llevaba 59 años en Mozambique, murió inmediatamente. Durante el ataque, que comenzó a las 9 p.m. y duró hasta las 2 a.m., no solo la iglesia de la misión fue incendiada y destruida, sino que también lo fueron la escuela, el centro de salud, las casas de los sacerdotes y de las religiosas, la biblioteca, los internados de muchachos y muchachas y los vehículos de la misión.
“Destruyeron todo”, dijo Mons. Alberto Vera, obispo de Nacala, en conversación telefónica con la sede portuguesa de la fundación internacional Aid to the Church in Need (ACN).
“Los atacantes robaron el sagrario y vandalizaron parte de la sacristía, buscando cualquier cosa, probablemente dinero”, dijo el obispo. En sus declaraciones a ACN, Mons. Vera dijo que creía que no se trataba de un acto terrorista contra la Iglesia, sino de una forma de atraer la atención internacional.
“Este es un gran golpe porque había religiosos extranjeros… buscan algo de publicidad internacional. Pero no creo que sea contra la Iglesia. Lo que hicieron fue un acto de terror”.
Volvió para salvar a unas niñas
En el momento del ataque estaban en Chipene al menos tres religiosas, dos italianas y una española; así como dos sacerdotes italianos. Ya con anterioridad, debido a que la situación en la zona era peligrosa, se había evacuado a los 35 chicos internos y gran parte de las 45 chicas que vivían en el internado, la mayoría de ellos había regresado con sus familias. Doce chicas estaban, sin embargo, todavía en la misión.
Según los últimos testimonios que ha recogido ACN de misioneros locales, los terroristas llegaron a la casa de las hermanas y las obligaron a irse. Otra de las religiosas huyó con las internas. La hermana María cuando se alejaba de la casa pensó en las pequeñas que debían estar detrás de la casa y volvió. La mataron entonces. Un corte de la línea telefónica imposibilitó la comunicación durante varias horas, explicó el obispo.
El Estado islámico cada vez más implicado en la violencia Mozambique sufre desde 2017 una insurgencia islamista que ha causado cerca de 4.000 muertos y cientos de miles de desplazados. Centrados principalmente en el norte de la provincia norteña de Cabo Delgado, estos recientes atentados confirman que los terroristas se han extendido más al sur, llegando a la provincia vecina de Nampula.
Varias misiones atacadas
El ataque a la misión católica se produjo pocas horas después de que algunas localidades de la provincia de Nampula también fueran blanco de la violencia terrorista, dejando varias personas asesinadas y decenas de casas quemadas.
“Desde julio de este año, parece que el Estado islámico ha tomado las riendas del grupo. Había alguna referencia antes pero no tan clara. Para nosotros la situación es más sensible que el año pasado, porque ahora los cristianos empezamos a ser un objetivo y la guerra ya es más religiosa. Pero además como no sabemos hasta qué punto están relacionados con el Estado islámico, parece que van quedando menos opciones para solucionar el problema… Con ellos el diálogo es nulo, y si acaban asimilando el grupo, pensamos que difícilmente se podrá dialogar con ellos” explicó a la sede internacional un misionero de Pemba, que ACN prefiere dejar en el anonimato dada las difíciles circunstancias que están pasando en la región.
También Ulrich Kny, jefe de proyectos de ACN para Mozambique, que visitó la diócesis de Pemba y la diócesis de Nacala a finales del año pasado, cuando el sur de la Diócesis de Pemba y la Provincia de Nampula se consideraban todavía relativamente seguras y acogían a miles desplazados internos del norte de la región de Cabo Delgado, confirma que la situación se ha agravado desde entonces.
Radicalización
“La propagación del terror en la provincia de Nampula en las últimas semanas y el hecho de que, por primera vez desde el estallido de la llamada ‘insurgencia’, una hermana religiosa haya sido asesinada por terroristas”, dijo Kny, “incrementan nuestra preocupación de que el terrorismo se extienda por todo el norte del país. Además, vemos que el componente religioso se está volviendo cada vez más importante para los terroristas”.
Según Kny uno de los problemas estaría en la desigualdad social y económica de la zona. “Toda la región, con su riqueza de recursos y la coexistencia hasta ahora pacífica de musulmanes y cristianos, en realidad ofrecería un gran potencial de desarrollo; pero el abandono y el empobrecimiento de grandes sectores de la población constituye un caldo de cultivo peligroso para la radicalización de los jóvenes”.
En nombre de toda la fundación, Kny pide oraciones: “Que el sacrificio de sangre de sor Maria De Coppi, que dio su vida para salvar a las niñas del internado de los terroristas, ayude a encontrar soluciones para un desarrollo regional que beneficie a todos los habitantes y ofrezca nuevas perspectivas a los jóvenes, para que la paz pueda regresar a la región”.