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¿Qué es, según la Biblia, el Harmaguedón? (sí, mejor con H)

armagedon

Alex Gontar - Shutterstock

Luis Santamaría - publicado el 08/10/22

El presidente de EE.UU., Joe Biden, ha advertido de la posibilidad de un "Armagedón nuclear". El término proviene de la Biblia; concretamente, del libro del Apocalipsis

La cultura popular, sobre todo a través del cine, ha hecho que el término “Armagedón” tenga resonancias catastróficas. Se entiende como sinónimo de “Apocalipsis”. Y no está desencaminado, ya que se trata de un concepto que aparece por primera vez en el último libro de la Biblia.

Pero hay que aclarar algo desde el principio: en castellano, la transcripción más correcta de la palabra que aparece en el texto griego del Apocalipsis, concretamente en el capítulo 16, versículo 16, es con una H inicial. 

Si abrimos una edición del Nuevo Testamento en su lengua original leemos el término Ἁρμαγεδών, lo que debería transcribirse como Harmagedón o Harmaguedón, por el espíritu áspero –esa especie de apóstrofe– que precede a la primera letra, y que obliga a pronunciarla aspirada.

Un origen geográfico

No es un simple detalle de erudición, sino un recordatorio de lo mucho que se nos han impuesto las maneras anglosajonas de decir las cosas. ¿Hemos visto una película titulada Armageddon? Pues todos a escribir “Armagedón”. Lo que es correcto en inglés no tiene por qué ser lo más apropiado en castellano, después de siglos de estudios lingüísticos del griego y del hebreo…

Porque –y ahora sí avanzamos– esa palabra griega proviene, a su vez del hebreo, la lengua propia del pueblo de Israel. Ap 16, 16 es la única vez que aparece en la Biblia, y los expertos en el texto sagrado explican que, para entender su significado, debemos partirla en dos.

Así, har- significa “montaña” en hebreo. Y -magedón tendría que ver con Megido o Meguido, una colina que se encuentra a unos 80 kilómetros de Jerusalén. Como todo alto (tell) en la Antigüedad, fue un enclave muy importante en las diversas civilizaciones que habitaron el territorio, por su carácter estratégico.

En dicho lugar hoy se conservan unas ruinas que han merecido la consideración de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero en el pasado, los valles que lo circundan fueron escenario de importantes batallas y hechos que refleja el Antiguo Testamento, ya desde el siglo XV a.C.

Un significado violento

Y aquí parece encontrarse el sentido del uso de este término, Harmaguedón, o “montaña de Meguido”, en el libro del Apocalipsis. Veamos qué dice exactamente Ap 16, 16: “Y los congregó en un lugar llamado en hebreo Harmaguedón”.

¿De quiénes habla? ¿Y cuál es su significado? En una parte ciertamente dramática, el autor del libro relata cómo, tras anunciar los ángeles que llega la hora del Juicio Final, y después de que los justos entonen el cántico del Cordero (una representación de Jesús), salen del cielo siete ángeles que portan copas llenas del furor de Dios.

Uno tras otro, los siete ángeles van derramando sobre la tierra sus plagas, causando un gran sufrimiento. Y, cuando se ha detallado lo que ha pasado con el sexto ángel, de repente se afirma que tres espíritus inmundos o demoníacos aparecieron en aquel momento, y fueron congregados en Harmaguedón.

Ésta es la razón por la que se asocia a la batalla final entre el bien y el mal; entre los reyes y las naciones de la tierra, por un lado; y el Señor Jesús y sus ángeles y los seres humanos fieles, por otro. Estamos hablando de violencia y guerra, sí. Pero con un final que es el triunfo de Dios sobre los enemigos de la humanidad que él creó (y salvó).

Además, hay que prevenir frente a un uso interesado e ideológico del término: cuando se emplea ‘Harmaguedón’ siempre está de fondo una convicción, por parte de quien lo dice, de ser quien representa al bien, mientras que el enemigo sería la encarnación del mal, inevitablemente. 

Un final esperanzador

A la palabra ‘Harmaguedón’ le ha sucedido lo mismo que al término ‘Apocalipsis’ y el adjetivo ‘apocalíptico’, que en nuestra sociedad se asocian con catástrofes y tragedias –aunque su sentido etimológico es el de “revelación” de un Dios que muestra el sentido de la historia y su amor infinito–.

El habernos detenido en idiomas antiquísimos y cosas de filólogos –no olvidemos que la Biblia debería leerse siempre con ese serio apoyo– puede ayudarnos a percibir la luz que brilla en esas palabras aparentemente tenebrosas: la historia está en las manos de Dios, pero él ha querido que los seres humanos nos empeñemos en ella como actores principales.

Por supuesto que la historia tiene un componente fundamental de lucha entre el bien y el mal. Que en momentos de crisis bélica y hasta de amenaza nuclear se use el término ‘Harmaguedón’ es una ocasión para que los cristianos, que consideramos la Biblia como Palabra de Dios, mostremos la esperanza como virtud fundamental, y el compromiso en hacer la voluntad de Dios para hacer un mundo mejor.

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