María Luisa Berzosa es religiosa de la Congregación Hijas de Jesús y licenciada en Ciencias de la Educación con especialidad en pastoral juvenil, además es una de las primeras mujeres consultoras de la Secretaría General del Sínodo.
En la actualidad, el papa Francisco está llevando a cabo una serie de catequesis dedicadas al tema del discernimiento y por ello decidimos conversar con esta experta en el difícil arte de conocer y descifrar el alfabeto del corazón.
Ella considera, entre otras cosas, que el buen humor del primer papa jesuita de la historia sirve de modelo para salir de una mirada rígida, apresurada (distraída) sin considerar al otro y, a menudo, en una sola dirección donde cabe solo la tragedia.
“Una vez en los momentos informales del Sínodo, le hemos preguntado al Papa por su alegría y buen humor, porque con todo lo que tiene a sus espaldas nunca lo hemos visto agobiado. Nunca con prisa. Yo creo que también es de personas inteligentes que pueden relativizar las cosas”. “El Papa se detiene con cada persona. Te mira a los ojos”.
Buen humor y espiritualidad
Berzosa recuerda cuando se presentó ante el Papa: “Papa Francisco, soy María Luisa Berzosa, Religiosa de la Congregación Hijas de Jesús”. Y él le respondió mirándole a los ojos: “¡Pero, si Jesús no tuvo hijas! ¿María Luisa, qué estás diciendo?” (risas).
“Y siempre con ese humor que te descoloca, porque tú vas hablando en serio y con reverencia ante el Papa y él sale con un chiste que te descoloca completamente”, aseguró Berzosa. “Las cosas son duras a veces, pero hay algo más… y mantener esa mirada relativa de que no todo es tragedia. Miremos otro ángulo de la vida”, recomienda.
Entonces, recordamos juntos cuando recientemente un sacerdote saluda al Papa tras la audiencia general y le dice que era sacerdote español, desde hace diez años. Y el Papa lo mira risueño: “¿ Y yo que culpa tengo?” (risas).