Daniel Ortega ha dejado en la estacada a sus homólogos (y simpatizantes) de Cuba o Venezuela. Ha ido más lejos de todos en los últimos meses. Su fijación en contra de la Iglesia católica apenas si encuentra parangón en el Siglo XXI.
El sandinismo, encarnado en la actual pareja presidencial –Daniel Ortega-Rosario Murillo—ha determinado suprimir a la Iglesia católica (y a todo lo que esté asociado a ella, como las Misioneras de la Caridad, expulsadas del país) mediante el uso de la ley (a su favor) y de la fuerza pública.
Mediante argucias legales ha cerrado universidades, colegios, organizaciones de ayuda, órdenes religiosas, emisoras de radio, canales de televisión; y acusado a obispos, sacerdotes y laicos de sedición, traición a la patria, lavado de dinero; uso de recursos extranjeros para desestabilizar al régimen y un largo, muy largo, etcétera.
Hasta la expulsión de las religiosas de la orden de Santa Teresa de Calcuta, el mundo católico se volteó a ver a Nicaragua. Ahora, con las impresionantes imágenes del obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, exponiendo el Santísimo en la cara de los policías que lo han “secuestrado” en la Curia diocesana, la exasperación ha llegado al límite.
Desde el interior de su “secuestro”, el obispo Álvarez no se calla; como no se ha callado desde que inició la revuelta popular contra Ortega en abril de 2018. Está acusado de organizar grupos violentos e incitar a la población a levantarse en contra del Gobierno.
Violentos ataques a la Iglesia católica
Dos organismos internacionales que, de ordinario, tienen agendas políticas y jurídicas, han evidenciado los ataques a la diócesis de Matagalpa y a la Iglesia católica en Nicaragua. Son la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), y la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión (RELE).
“La CIDH y la Rele reiteran el llamado al Estado (de Nicaragua) a cesar los constantes ataques contra la Iglesia católica; e instan a abstenerse de utilizar sus facultades en materia de telecomunicaciones como medida para limitar o impedir la circulación de informaciones, ideas y opiniones”, escriben los dos organismos en su cuenta de twitter.
Desde abril de 2018 hasta ahora, la Iglesia católica de Nicaragua – con Matagalpa como una de las diócesis más asediadas – ha sufrido 190 ataques que van desde golpizas a laicos que se acercan a un templo hasta profanaciones y sacrilegios; lo cual pone a la nación centroamericana como líder en persecución religiosa en la región.
María como esperanza
No obstante el recio ataque de Ortega a la Iglesia católica y el difícil contexto por el que atraviesa el obispo de Matagalpa, se ha decidido llevar el Congreso Mariano Nacional en la diócesis de Granada, que culminará el día 15 de agosto con la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. El Congreso lleva por lema: “María, Madre de la Esperanza”.
La metodología bajo la cual se lleva a cabo este Congreso no puede ser más urgente: reconocer que “la memoria de la Virgen María ayuda a los pueblos a conocer los caminos maternos de Dios (…) entre luces y sombras, alegrías y tristezas que deberían convertirse a pesar de estos contrastes en fuentes de esperanza y compasión”.