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El Papa denunció “la cizaña” que en la Iglesia dañó a los indígenas 

Pope Francis wearing a headdress Indigenous leaders at Muskwa Park in Maskwacis, Edmonton

Photo by Handout / VATICAN MEDIA / AFP

Ary Waldir Ramos Díaz - publicado el 26/07/22

Para encontrar el trigo en medio de la cizaña, se necesita: “reconciliación”. Precisamente, es ésta la palabra clave del segundo día del 37º viaje apostólico del papa Francisco en Canadá.

El papa Francisco reiteró su petición de perdón por la “cizaña” que también existe en la Iglesia católica y que causó el mal a los indígenas. Lo hizo en la Iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos, en Edmonton este lunes, 25 de julio de 2022.

Para encontrar el trigo en medio de la cizaña, se necesita: “reconciliación”. Precisamente, es ésta la palabra clave del segundo día del 37º viaje apostólico del papa Francisco en Canadá. 

El Papa pidió perdón y reconciliación, al mismo tiempo que recordó las responsabilidades de la Iglesia católica en los abusos a los que fueron sometidos los indígenas en las escuelas donde fueron internados y se llevaron a cabo procesos sistemáticos de asimilación.  

Tras el encuentro en Maskwacis, donde tuvo lugar la primera visita a los pueblos indígenas de las Primeras Naciones, Métis e Inuit, el Papa volvió a Edmonton para participar en un encuentro de oración y de escucha de algunos testimonios en la parroquia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos, que frecuentan miembros de los pueblos originarios como fieles no indígenas.

Francisco dijo en español que “no debemos olvidar que también en la Iglesia el trigo se mezcla con la cizaña. Y precisamente a causa de esa cizaña quise realizar esta peregrinación penitencial, y comenzarla esta mañana haciendo memoria del mal que sufrieron los pueblos indígenas por parte de muchos cristianos y con dolor pedir perdón.”

Palabras enmarcadas en su discurso anterior y en sus palabras en Roma ante los líderes indígenas de Canadá, 1 de abril. 

Pope-Francis-at-the-Sacred-Heart-Church-of-the-First-Peoples-Indigenous-community-in-Edmonton-AFP

La cizaña 

El Papa rechazó “la cizaña”, presente en la indiferencia de la Iglesia en los procesos de asimilación a los que fueron sometidos los niños indígenas en internados donde sufrieron todo tipo de abusos. 

Y agregó: “Me duele pensar que algunos católicos hayan contribuido a las políticas de asimilación y desvinculación que transmitían un sentido de inferioridad, sustrayendo a comunidades y personas sus identidades culturales y espirituales, cortando sus raíces y alimentando actitudes prejuiciosas y discriminatorias, y que eso también se haya hecho en nombre de una educación que se suponía cristiana”

Educar desde el respeto 

El Papa insistió que la “educación siempre debe partir del respeto y de la promoción de los talentos que ya están en las personas. No es ni puede ser nunca algo elaborado previamente que se impone, porque educar es la aventura de explorar y descubrir juntos el misterio de la vida”.

Francisco reiteró su dolor y petición de perdón ante el drama y la injusticia manifiesta. Alrededor de unos 150.000 niños indígenas – de las Primeras Naciones, Métis e Inuit – fueron separados de sus familias y llevados a la fuerza en 128 escuelas donde se les prohibió usar su idioma, sus tradiciones y además sufrieron abusos (físicos, de poder y sexuales) y vivieron condiciones inhumanas por lo que más de 4.000 murieron por enfermedades, malnutrición y maltratos. 

Las bases de la sanación 

En su alocución ante los fieles de la parroquia “Del Sagrado Corazón de los Pueblos Originarios”, el Papa expresó su agradecimiento a Dios, pues, “en parroquias como ésta, día tras día, se construyen por medio del encuentro las bases para la sanación y la reconciliación”. 

Entonces, el Papa recordó que la reconciliación, que no es automática, y hay que pedirla incluso como una gracia inspirada en Jesús y su Cruz.

“La reconciliación obrada por Cristo no fue un acuerdo de paz exterior, una especie de compromiso para contentar a las partes”, aclaró, y “tampoco fue una paz caída del cielo, que llegó por imposición de lo alto o por absorción del otro”, recalcó. “Es Jesús quien nos reconcilia en la cruz, en aquel árbol de la vida, como les gustaba decir a los primeros cristianos”, sostuvo el Papa.

Pope-Francis-at-the-Sacred-Heart-Church-of-the-First-Peoples-Indigenous-community-in-Edmonton-AFP

La mirada a Jesús crucificado

En este sentido, apuntó que “nada puede borrar la dignidad violada, el mal sufrido, la confianza traicionada. Y tampoco debe borrarse nunca la vergüenza de nosotros creyentes. Pero es necesario empezar de nuevo”. 

“Si queremos reconciliarnos entre nosotros y dentro de nosotros, reconciliarnos con el pasado, con las injusticias sufridas y la memoria herida, con sucesos traumáticos que ningún consuelo humano puede sanar, hay que levantar la mirada a Jesús crucificado, hay que obtener la paz en su altar”, expresó el Papa. 

La misma palabra reconciliación es prácticamente sinónimo de Iglesia”. El término, en efecto, significa “hacer un concilio de nuevo”.

“Queridos amigos, los gestos y las visitas pueden ser importantes, pero la mayor parte de las palabras y de las actividades de reconciliación ocurren a nivel local, en comunidades como ésta, donde las personas y las familias caminan a la par, día tras día”. 

El camino de la reconciliación

Francisco insistió que la Iglesia sea “un templo con las puertas siempre abiertas donde todos nosotros, templos vivos del Espíritu, nos encontramos, servimos y nos reconciliamos”. 

Por último, rezó: “Jesús, crucificado resucitado, que habitas en este pueblo tuyo, que deseas resplandecer a través de nuestras comunidades y nuestras culturas, tómanos de la mano y, también en los desiertos de la historia, guía nuestros pasos por el camino de la reconciliación. Amén”. 

Pope Francis visiting the Ermineskin Cree Nation Cemetery in Maskwacis, south of Edmonton, western Canada

La bienvenida y los testimonios

El pontífice fue recibido por unas palabras de bienvenida del párroco, de dos fieles de la parroquia y por un canto indígena. 

Candida Shepherd, miembro del consejo de la parroquia, dijo al Papa que se define como  “orgullosa miembro de la Nación Metis de Alberta”. “Estoy eternamente agradecida por la forma en que nuestra comunidad conecta la Espiritualidad de nuestros ancestros indígenas y nuestra profunda relación con el creador y mi recorrido católico”. 

Por otro lado, Bill Perdue, presidente del comité de finanzas de la comunidad, contó que creció en el barrio, se bautizó allí en 1963 y, desde entonces, “rindo culto aquí”. 

“Como persona de herencia mestiza, estoy orgulloso de vivir mi fe católica en una parroquia que reconoce y honra a mis antepasados indígenas e irlandeses”, aseguró.

En la actualidad, la Iglesia del Sagrado Corazón de los Primeros Pueblos es una comunidad étnicamente diversa que incluye a las numerosas Primeras Naciones de Canadá, a los metis, a los inuit y a los católicos eritreos, así como a los residentes del barrio McCauley de Edmonton.  

“Aunque está designada como una parroquia indígena, acogemos a todos los pueblos, ya que todos formamos parte del único círculo de la vida”. 

Programa del 26 de julio

Este martes, 26 de julio, fiesta litúrgica de Santa Ana, patrona del país, el Pontífice celebrará una misa a las 10:15 a. m. en el Commonwealth Stadium de Edmonton, donde pronunciará una homilía. 

A las 17:00,  el Papa Francisco viajará a Lac Sainte Anne (Lago Santa Ana), a 75 km de Edmonton. Participará en una peregrinación que se organiza cada año desde 1886 en honor a Santa Ana y pronunciará una homilía.

Asistirán decenas de miles de peregrinos de Cree, Dene, Blackfoot y Métis, que tienen una devoción especial por la abuela de Jesús. Simboliza la importancia de la figura del anciano en sus comunidades, que asisten tradicionalmente a esta reunión.

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