Para ayudar a Aleteia a continuar su misión, haga una donación. De este modo, el futuro de Aleteia será también el suyo.
El 10 de mayo se celebra en México la más grande festividad familiar que es la dedicada a las madres; tan sólo superada en importancia social a la que se celebra el 12 de diciembre, a favor de la Madre de todos los mexicanos: la Virgen de Guadalupe.
No obstante el fervor que despierta entre los mexicanos la figura materna, la celebración del Día de la Madre se puede encontrar hasta 1922. Este año, por iniciativa de Teodoro González Miranda, se escogió mayo (mes dedicado a María) para celebrar a las madres; y el día 10 porque entonces, en las empresas y comercios del país, se pagaba por decenas (no por quincenas, como ahora).
Más tarde, Rafael Alducin, director del periódico Excélsior retomó la idea y la fijó a través del poder de convocatoria de su medio; al cual, durante muchos años se le dio el mote del “Periódico de la vida nacional”.
Explica Héctor Zarauz López en su libro México: fiestas cívicas, familiares, laborales y nuevos festejos. “A partir del 2 de mayo de 1922, en las páginas de Excélsior se inicia la campaña para celebrar el día de las madres. Enseguida, espontáneamente, se reciben cartas de apoyo por tal iniciativa”.
Claveles rojos y blancos
La convocatoria había sido lanzada el 22 de abril de 1922; en esos días se reproduce una imagen de flores debajo de la cual dice 10 de mayo, el Día de las Madres. También aparece una ilustración de rosas y claveles alrededor de varias cabecitas blancas en actitud de abnegación y sufrimiento.
Rafael Alducin propondría que “quien tuviera la fortuna de contar con su madre viva, usará un clavel blanco en la solapa para demostrarle su cariño; y aquel que por desgracia hubiera perdido a la autora de sus días, llevará un clavel rojo”.
También se sugería hacer regalos a las señoras, tales como un reloj, un corte de seda, zapatos, sombreros, unos gemelos para el teatro; “y por supuesto una indispensable batería de cocina; o por lo menos, invitarla a comer”.
Las salas cinematográficas (sobre todo las de la cadena Olimpia) celebraron con gozo la iniciativa.
Desde entonces, y cada año con mayor intensidad, se viven las prácticas del 10 de mayo como una especie de calendario emocional de la vida nacional; tan solo superado en ese sentido con el 12 de diciembre. Aunque ambas fechas se imbrican, puesto que Guadalupe es la madre de todos los mexicanos, católicos o no.
La madre, clave en la cultura mexicana
Este mismo 10 de mayo hace que miles de familias mexicanas visitan los santuarios guadalupanos diseminados en todo el país, especialmente en la Basílica de Guadalupe de la Ciudad de México.
Hay una conexión con la madre como elemento clave de la cultura mexicana que hunde sus raíces en el mismo Cerro del Tepeyac; lugar de las apariciones de Santa María de Guadalupe a San Juan Diego Cuauhtlatoatzin. En ese sitio los aztecas adoraban a “la madre de los dioses”: Tonantzin, cuyo nombre significa “nuestra madre venerable”.
En Estados Unidos, el entonces presidente Woodrow Wilson, el 8 de mayo de 1914, decretó que el Día de las Madres se celebraría en Estados Unidos el segundo domingo de cada mayo.
La idea pasó a Europa y casi 40 países en todo el mundo iniciaron las celebraciones. En algunos casos se designó un día específico para llevarla a cabo.
México fue el primer país latinoamericano en sumarse a esta conmemoración y tal importancia adquirió la fecha que el 10 de mayo de 1949 se inauguró en la capital una gran escultura en honor a la madre.
Se hizo como respuesta a una constante cultural mexicana, reforzada en 1531 con las apariciones de la Virgen de Guadalupe y con la sentencia a Juan Diego de que ella era la madre de todos los habitantes de la nación que apenas alboreaba en el concierto de las naciones del mundo.