Existe una leyenda que dice que san Francisco de Asís, acompañado de algunos religiosos de la Orden, peregrinó a Santiago de Compostela a fin de visitar las reliquias del apóstol. Le acompañaban también varias religiosas clarisas, que fundaron el Convento de Olite, en tierras navarras, y el de Rapariegos, en la provincia de Segovia, que fue el segundo que la Orden tuvo en España.
Es una de las joyas más importantes de la gloriosa historia de la Orden franciscana. Su fundación se fecha entre los años 1240 y 1270; y la tradición asegura que las primeras religiosas que le habitaron fueron dos compañeras de santa Clara de Asís.
Desde este Monasterio de la Inmaculada Concepción de Rapariegos se iniciaron un buen número de otras fundaciones por las provincias de Segovia y Valladolid.
La realidad del convento en la actualidad
Son ocho las hermanas que habitan en este monasterio. Trabajan en la elaboración de formas para la celebración de misa en las parroquias próximas, así como en el bordado que hacen por encargo.
Actualmente, también trabajan en la elaboración de productos de repostería, algo nuevo para ellas; pero necesario para poder pagar la seguridad social y mantener el monasterio. Este obrador lo han podido poner en marcha gracias a la ayuda de buenos benefactores que quieren que estas monjas sigan donde un día se puso la primera piedra del convento.
El nuevo obrador
La Madre Ana María, superiora del convento, cuenta a Aleteia, las necesidades que tiene su comunidad: “La vocación de la vida contemplativa –nos explica–, es vivir separadas del mundo, pero unidas a la humanidad, tenemos que vivir de nuestro trabajo, no tenemos ningún ingreso extra, ni pensión. Por eso, hemos adquirido este obrador. Con ayuda de todos los lectores de Aleteia y de Dios esperamos salir adelante”.
La maquinaria la han comprado ellas y la van pagando poco a poco; por eso necesitan nuestra ayuda. Vender los dulces que producen es una cuestión de supervivencia para esta comunidad de contemplativas.
En su catálogo de delicias están las rosquillas fritas, pastas de té, magdalenas, pastas de almendras, pastas de almendras a la naranja; y sus famosas rosquillas al horno con chocolate. Podemos adquirirlas entrando en la web de la Fundación DeClausura, ya que el pueblo es muy pequeño y no tienen mucha venta directa a través de su torno. Su esperanza de vida pasa ahora por el torno en Internet.
“Cuidamos que las materias primas sean de buena calidad y nos esmeramos en su elaboración. Solo utilizamos productos naturales, de calidad, sin aditivos ni conservantes”, explica la superiora.
“Además, mientras preparamos los dulces, oramos por cuantas personas van a degustarlos, porque nos agrada pensar en los hogares en que están presentes”, añade la Madre Ana María.
Es posible ayudar concretamente a las clarisas del Monasterio de la Inmaculada Concepción de Rapariegos; a través de la página de donativos de la Fundación de Clausura https://declausura.org/donativos. En el espacio de comentarios, puede indicar explícitamente el nombre del Monasterio de Rapariegos como objeto del donativo.