Mediante un decreto publicado el 23 de diciembre de 2021, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede, obliga a todos los empleados a tener un pase de salud “válido” y ya no acepta pruebas negativas de covid.
Una medida adoptada “teniendo en cuenta la continuación y agravamiento de la actual emergencia sanitaria”. El decreto también obliga a todos los empleados del Vaticano en contacto con el público a realizar su dosis de vacuna de refuerzo antes del 31 de enero de 2022.
El nuevo decreto, que entra en vigor de inmediato, repite ampliamente los artículos del decreto del 28 de septiembre de 2021, en el que el cardenal Parolin obligaba a tener el “ pase verde ” para venir a trabajar a todas las oficinas del Vaticano.
El incumplimiento de esta regla puede resultar en la suspensión de la remuneración y resultar en el despido según lo previsto en el reglamento general de la Curia Romana.
El nuevo decreto también recuerda que además de la Gendarmería Vaticana, encargada de los controles de los pases sanitarios, cada institución de la Santa Sede “está obligada” a verificar que se está cumpliendo el decreto.
La Santa Sede se reserva además el derecho de aplicar restricciones adicionales para las personas que vienen de un país “con alto riesgo de contagio”.
Estas medidas corresponden en su conjunto a las adoptadas por la República Italiana el pasado 6 de diciembre. La Santa Sede, desde el inicio de la pandemia, ha acostumbrado a alinear su política sanitaria con la de Italia
