Podría ser el título de un sensacional libro humanista. Esto es probablemente lo que diría esta pareja rusa. La realidad es mucho menos glamorosa. Este hombre y esta mujer “ya” son padres de 21 hijos biológicos.
Kristina Öztürk, de 24 años, y su marido multimillonario, de 56, han decidido tener “al menos cien hijos” juntos. Para llevar a cabo su proyecto sin perder tiempo, por 168.000 euros o 8.000 euros por mujer, recurren a las gestantes en Georgia.
Hoy, a la cabeza de un “todavía” pequeño ejército de niños, Kristina Öztürk utiliza dieciséis niñeras para cuidar las 24 horas del día a Viktoria, Teresa, Isabella, Alice, Ayrin, Harper, Lokman, Alparslan, Kristina, Mustafa, Alena, Ahmet, Ali, Judy, Olivia, Hasan, Hussein, Sarah, Anna, Ismail, Mehmet y Maryam. Un presupuesto de 80.000 euros que no incluye el coste de pañales ni comida …
Un proyecto orwelliano
Cuando se le preguntó en las redes sociales si cada niñera tenía un niño en particular a cargo, respondió: “No, no hay vínculos. Durante el día, por supuesto, una niñera específica es responsable de un niño específico. Pero durante la semana, las niñeras cambian”.
En cuanto a ella, intenta pasar “momentos de calidad” con cada uno de ellos, al tiempo que admite que cuidar a tantos niños al mismo tiempo ha resultado ser más difícil de lo que pensaba.
El proyecto es ambicioso y solo puede despertar temores frente a lo que parece ser la fábrica de un orfanato, un digno proyecto orwelliano donde la joven, cuando no está con sus hijos, “lo controla todo”: hasta las tronas de sus bebés, que son fotografiados por niñeras muy estrictamente supervisadas… Ni una palabra sobre los riesgos de una empresa semejante.
De huérfanos en masa a huérfanos individuales
Estos huérfanos “en masa” se unen a más huérfanos individuales cuyo destino despertó asombro durante el primer confinamiento. Niños abandonados, al cerrarse las fronteras, por usuarios que no pudieron venir a recogerlos.
Abandonos temporales o más definitivos como el de esta niña, “encargada” a una madre subrogada en Ucrania por una pareja italiana, confiada en Kiev “a una niñera encontrada allí a través de una agencia local”.
La intervención del Servicio de Cooperación Policial Internacional, en colaboración con la Cruz Roja Italiana, permitirá que la pequeña, de un año hasta la fecha, viaje a Italia. No para encontrar a sus “futuros padres” allí, sino para darla en adopción.
La eurodiputada italiana de la Liga Norte Simona Baldassarre (grupo Identidad y Democracia) que desveló el caso, denuncia en La Stampa la “deshumanización” de la gestación subrogada que “debería ser prohibida internacionalmente”.
Más información: Généthique.