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Misionera en Bolivia: «Soy feliz ayudando a los niños más necesitados»

BOLIVIA

omp.es

Dolors Massot - publicado el 20/10/21 - actualizado el 23/10/22

María José Pascual es una misionera nacida en Navarra (España). Es Hija de la Caridad y está en Bolivia, educando y atendiendo a los niños de la calle

Este domingo 23 de octubre es un día especial para la Iglesia en todo el mundo. Es el DOMUND.

El lema del DOMUND este año es: «Seréis mis testigos».

Los niños son también los héroes de esta «película»: ejercen como pequeños misioneros y son protagonistas de la Evangelización. Son a la vez los que impulsan las misiones desde el lugar donde viven, con su oración, sus pequeños (o grandes) sacrificios y su limosna. Y al mismo tiempo, también los niños son los receptores de esta obra misional: muchos misioneros de la Iglesia católica cuidan de ellos en atención médica, educativa y social.

Para hablar de qué supone ser misionero, Obras Misionales Pontificias recogió el testimonio de la hermana María José Pascual, que es de origen español y lleva muchos años atendiendo a niños en Bolivia.

Esta religiosa explica cómo recibió la llamada de Dios: «Desde muy joven, a los 13 años, sentí que nacía en mí la vocación misionera después de un retiro en el colegio y poco a poco fue madurando acompañada siempre por la oración.»

«El carisma de las Hijas de la Caridad -comenta- es “servir a Cristo en los pobres”. Y siento que Dios me llamó para servirle a Él en la persona de los pobres. Para mí es el mejor regalo que Él me ha dado, ser su instrumento para ayudar a los que están marginados en esta sociedad.»

Alfabetización

La hermana María José ha estado en varias misiones: «Primero estuve durante 8 años en El Alto, Bolivia trabajando en el campo de la alfabetización de los Aymaras que emigraban del campo a las ciudades.» Gracias a la labor de la misión, 300 personas se sacaron el Bachillerato.

Luego viajó a África, concretamente a Argelia, «en un momento en el que el país salía de la guerra civil y las condiciones de pobreza eran muy grandes. Allí trabajé -recuerda- con las mujeres musulmanas que están muy marginadas en la sociedad. Y también ayudé a niños enfermos terminales en un hospital, y atendí a los niños del orfelinato de Tenes, que eran los niños más vulnerables y desamparados.»

«Nos sentíamos apoyados por la oración de todos vosotros»

La experiencia misionera ha dejado huella en su alma: «Con este trabajo -asegura- se fortaleció mi el amor a la Iglesia, ya que nuestra comunidad católica era muy pequeña pero nos sentíamos apoyados por la oración de todos vosotros

Droga y prostitución

Tras cuatro años, la hermana María José regresó a Bolivia. Ahora vuelve a estar con los niños: «Trabajo -dice- en la educación en Colegio de Fe y Alegría, en promoción de la mujer aymara, niños desnutridos, y en el ‘Programa Amanecer’ que acoge y rehabilita a niños/as, adolescentes y jóvenes en situación de alto riesgo que viven y duermen en las calles, son adictos a la clefa*, frecuentemente cometen robos y recurren a la prostitución para sobrevivir. Son niños que huyen de sus casas por maltrato familiar, violencia física y sexual, psicológica… Están carentes del afecto y la comprensión familiar.»

«El Señor me llamó para acompañar a estos muchachos que necesitan amor y sentir que Dios les quiere», afirma la hermana María José.

La religiosa manda un mensaje a los niños de España que puede hacerse extensivo a los de todo el mundo: «Yo les pediría que no dejen de orar a Jesús. Que hay muchos niños que son perseguidos, los discriminan, viven en la pobreza, están faltos de alimentos y podemos ayudarles con nuestra oración. Jesús escucha la oración de los niños.»

«Yo soy feliz ayudándoles y quiero seguir hasta que el Señor disponga»

«Desde Bolivia les deseo que sientan a Jesús como su mejor amigo, que sean pequeños misioneros anunciando a Jesús entre sus amigos y que intenten ser solidarios con los niños más necesitados de las misiones a través de Infancia Misionera. Y que sigan apoyando a los misioneros con su oración para que podamos seguir sirviendo a los niños más necesitados. Yo soy feliz ayudándoles y quiero seguir hasta que el Señor disponga.

Muchas gracias por vuestro apoyo y que Dios os pague por vuestra generosidad.»

*La clefa es una droga que se inhala. Su base es la gasolina.

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explotación infantilmisioneroniñosniños de la callenutrición infantilperu
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