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Cambiar es necesario: ¿por qué es tan importante desapegarse?

WOMAN CAR

PEXELS

Octavio Messias - publicado el 07/09/21

La reorganización exigida por la pandemia es una oportunidad para dejar aquello que ya no nos sirve

La pandemia hizo que muchos reestructuraran su vida: nuevas maneras de trabajar, la necesidad de acercarse y cuidar de los parientes, matrimonios y relaciones cuyos conflitos ya no pudieron reprimirse, la necesidad de más espacio, de un patio trasero, de estar cerca de la naturaleza, variables del mercado inmobiliario, adaptación a nuevas realidades económicas. Yo mismo me mudé de casa hace un mes.

Nunca antes, al cambiar de domicilio, había sentido ese momento como un hito, que lo que había vivido hasta ese momento estaba quedando atrás, junto con periódicos y revistas acumuladas a lo largo de los años, papeles con notas, recibos descoloridos y facturas vencidas.

Como en ningún otro cambio, intenté desapegarme, ese sentimiento que nos hace cargar con cosas innecesarias, que ya no me servían para nada, y que solo serían una carga si insistiera en llevarlas conmigo durante toda la vida. Y, al tomar esa decisión, y dejar ir cosas que solo ocupaban espacio, me siento más ligero, mucho más libre.

Lo que enseña El Club de la Pelea

Como dice una parte de la película El Club de la Pelea (1999), sintetizada a partir de la obra de Oscar Wilde: “Lo que posees acabará poseyéndote”. Pues, con cada objeto que adquirimos, viene la responsabilidad de cuidarlo, ocuparse de él, o al menos buscarle un refugio limpio, seco y seguro, y luego transportarlo en cada mudanza. Mucho trabajo por algo que no aporta ningún beneficio.

Mi desapego fue tanto que cambié de coche en la misma semana en que me mudé, aunque me encantaba mi carro anterior. El motivo: era demasiado grande para el garaje de mi nueva casa, simplemente no cabía. Estacionarlo en la calle implicaba una preocupación innecesaria y un aumento del valor del seguro, sin contar con la incomodidad de tener que buscar lugar siempre al llegar a casa.

Es decir, el coche por el que había sentido tanto apego, al que siempre cuidé con mucho esmero, se volvería una carga. Sin contar con que por la semi clausura impuesta por la pandemia, un coche grande para un hombre soltero se vuelve un lujo un tanto innecesario.

Ropa en el clóset

Doné mucha de la ropa que yo acumulaba en el clóset. Ahora mi uniforme es camiseta, bermudas y chancletas. Claro, me quedé con piezas que pretendo volver a usar pero doné muchas otras que ya no solía vestir incluso antes del confinamiento.

Ese cambio tuvo un valor simbólico para mí pues sentí que junto con muchas cosas, me deshice de heridas, traumas y muchos sentimientos que ya no me cabían. La situación de la pandemia exige que muchas de nuestras necesidades sean reevaluadas y no apegarse a lo que fue es fundamental para seguir hacia adelante. Citando a Belchior en una parte de la canción

, que fue un éxito en la voz de Elis Regina en 1976: “El pasado es una ropa que ya no nos sirve”.  

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