Al titular le falta la palabra “vivo”. Es que la canción (“Vivo la alegría de ser misionero”) que escribió el arzobispo de Palmas (TO), monseñor Pedro Brito Guimarães, es algo que verdaderamente tiene un componente de experiencia más que especial.
Según una nota difundida recientemente por la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), esta canción se transformó en himno y amenizará el Mes Misionero 2021.
Quien hizo referencia a esta elección fue el director nacional de las Obras Misionales Pontificias (OMP),Mauricio Jardim, quien recordó que tiene una alineación con el tema de la campaña misionera “Jesucristo es misión”.
“En el himno, monseñor Pedro habla de la alegría de ser misionero, no reduciendo la misión a una dimensión o actividades, sino ampliando la comprensión de la misión como la naturaleza de la Iglesia. El año que viene queremos continuar entendiendo que la misión es el ser de la Iglesia, es decir, la Iglesia es misión”, dijo el padre Mauricio.
Efectivamente, a través de este tema, el obispo comparte que la música es su testimonio vivo y que la misión es su “historia de amor”, una clara experiencia de lo que es vivir la misión con amor.
Detrás de esto, un claro deseo y llamado a ser misioneros con alegría y paz.
Escucha la canción aquí:
Obispo con veta poética y musical
Nacido en febrero de 1954, el actual arzobispo de Palmas (titular desde 2010) se ha destacado en los últimos años también por su vínculo con lo poético y musical. Tiene alrededor de 100 canciones de su autoría. Todo comenzó, destaca otra nota de la Iglesia de Brasil, cuando estaba en el Seminario Mayor en Fortaleza. Fue ahí donde junto a otros decidió promover un festival de música entre los seminaristas.
Guimarães recordaba en aquella nota cómo era su proceso de composición.
“Paso semanas enteras con una idea ficticia de letras o música en mi cabeza. Hasta que se descarten o se conviertan en canciones. Las palabras y las notas musicales son como personas, vanas y atrevidas. En primer lugar, me viene una avalancha de palabras y melodías, que quieren ser consideradas, lo que no siempre es posible. Hay un descarte natural de muchos de ellos”, expresaba en aquel entonces.
Pero el origen del amor por las palabras tuvo lugar en una escuela, sitio donde se familiarizó con la lectura y escritura.
Por último, una reflexión del obispo: “La música tiene un gran poder para despertar los sentimientos de la gente, más de lo que imaginamos o admitimos. Mucho se puede evangelizar a través de la música. La música es un paso o un refugio seguro para la evangelización. Un buen texto y buena música marcan la diferencia en el proceso de evangelización”.
