Hace falta una fe viva, apasionada, para descubrir a Dios en medio de las sombras
Jesús siempre llega, cuando menos lo espero y corro el riesgo de dejarlo pasar de largo, por no estar atento.
Hoy escucho a Juan hablándome al corazón. En el principio, antes de nada, ya era Dios. Y Dios, eterno, todopoderoso, quiso hacerse carne de mi carne. Y yo no lo vi:
“Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió”.
Él es la luz y yo la tiniebla. Él la salida del túnel, yo la sombra del túnel.
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