El Corpus Christi es la solemnidad en honor del Santísimo Sacramento y no una fiesta cualquiera.
Es la celebración del Cuerpo y la Sangre de Cristo en el transcurso de la cual la hostia consagrada se coloca en un relicario o custodia para la adoración pública de los fieles.
A continuación, 7 claves para entender la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo,explicadas por el papa Francisco.
Corpus en la periferia
En continuidad con sus predecesores y aplicando la que llama la “creatividad” del Evangelio, el papa Francisco realizó una sencilla revolución aplicada a la solemnidad del Corpus Christi el año 2019.
Consistió enponer en el centro de la atención del mundo a Jesús Sacramentado que recorre las calles polvorosas en procesión al encuentro de su pueblo más pobre, desilusionado, golpeado, por ejemplo, en una gran capital europea, como Roma.
La Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una fiesta móvil, que el calendario establece el jueves (o domingo para algunos países) de la segunda semana después de Pentecostés o, más simplemente, el jueves (o domingo) después de la Santísima Trinidad.
Procesiones
Al haberse convertido en una de las festividades cristianas más populares, a menudo se celebra con impresionantes procesiones, una tradición introducida por Juan XXII en 1316.
En el pasado, en Roma, tenía lugar una procesión solemne que el Papa dirigía desde San Giovanni in Laterano a Santa Maria Maggiore.
Precisamente, desde hace algunos años, el Papa Francisco ha estado celebrando la solemnidad de Corpus Christi un domingo en una parroquia.
En 2018, el Papa celebró la misa del Corpus Domini, en Ostia, en el litoral romano flagelado por el crimen organizado.
Y en 2019 repitió en la periferia romana, y visitó el Casal Bertone para llevar la esperanza de la Pascua a un barrio que ha vivido varios episodios de violencia y de degrado social.
¿Por qué el Papa quiere llevar el Santísimo a las periferias?
- Es importante considerar que el Obispo de Roma ha querido llevar a las periferias este rito. Desde 2018, papa Bergoglio ha deseado que el Santísimo Sacramento sea sinónimo de cercanía con los barrios más pobres, ubicados fuera del centro de la capital italiana, visitada por peregrinos de todo el mundo, mientras que fuera de ese glamur turístico, ha querido por ejemplo que el año 2019, el Santísimo recorra las calles hasta un campo de fútbol adyacente a Casa Serena, residencia que acoge a personas sin techo, ayudadas por las Misioneras de la Caridad de Madre Teresa. Se trata de un modelo para otras iglesias locales para que el Santísimo Sacramento se viva en la comunidad alargada del propio barrio y en las zonas más vulnerables de cualquier urbe.
- De ahí, resurge una contemplación de la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo como manifestación auténtica de la Iglesia en salida y hospital de campaña. Por eso, Francisco ha deseado que la misa del Corpus Domini se celebre en un espacio público, de hecho, la plaza de un barrio popular. La Eucaristía celebrada en medio de la gente, allí donde normalmente las personas se reúnen y donde (en otras circunstancias) Jesús encontró a la Samaritana, curó al leproso, al ciego o predicó a las multitudes. Cristo en el centro de la periferia, las mismas que han sido desplazadas por los intereses individualistas o mundanos, pero que son las esperanza de la Iglesia por su fecunda devoción popular y por estar en el centro del corazón de Jesús, como predica el Papa.
- En este sentido, Francisco ya no acompaña la procesión del Santísimo durante la Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo porque considera que el protagonismo absoluto lo tiene Jesús Sacramentado y no el Sucesor de Pedro. Este sentir, le ha hecho llover encima ásperas críticas. Como cronista he escuchado algunos fieles que en la celebración del año pasado en Ostia (3 de junio 2018), decían que Francisco había sido frío porque no era el mismo que en la Plaza de San Pedro, dispuesto a concederse a las selfies, los saludos y el besamanos. Actitud, normal y humana: no todos los días se tiene al Papa de visita en tu barrio.