Todo de acuerdo con el “Misery Index” (“Índice de Miseria”, textualmente), elaborado año con año por el economista Steve Hanke.
Estos países son Venezuela (en primer sitio de infelicidad mundial), Argentina (en segundo sitio) y Brasil (en cuarto). En medio de Argentina y Brasil, en el tercer sitio, se encuentra Irán. Y en el quinto, Turquía.
Otros países latinoamericanos que se encuentran entre los 20 más infelices de acuerdo con el Índice son Nicaragua en el lugar número once, Uruguay (13), Honduras (14), Jamaica (17), Colombia (19) y Paraguay (20).
Por el otro lado, de los 95 países que componen el “corpus” del Índice, no existe ningún país de América Latina; vamos, ni del continente americano. El más cercano a la felicidad de todo el continente, en el lugar 68, es Estados Unidos. Y Panamá, en el lugar 54, es el representante más feliz de los latinos.
Por lo que respecta al país más feliz o, si se prefiere –utilizando la terminología de Hanke—el menos miserable, éste es Tailandia que ocupa el lugar 95, seguido de Hungría (94), Japón (93), Austria (92), China (91) y Suiza (90).
Una métrica muy simple
El “Índice de Miseria” de Hanke se realiza mediante la suma de las tasas de desempleo, inflación y préstamos bancarios, menos el cambio porcentual en el Producto Interno Bruto (PIB) real por cada habitante del país.
Siguiendo el pensamiento del economista estadounidense, las lecturas más altas sobre los primeros tres elementos son “malas” y hacen que las personas sean más miserables.
Esto es compensado por un “bien” (PIB per cápita), que se resta de la suma de los “malos”. Una puntuación más alta del Índice de Miseria refleja un nivel más alto de “miseria”.
En opinión de Hanke, “ésta es una métrica lo suficientemente simple como para que un presidente, sin tiempo para extensas sesiones informativas económicas, puede comprender de un vistazo”.
Venezuela ostenta el título sin gloria del país más miserable del mundo en 2018, como lo hizo en 2017, 2016 y 2015. Los fracasos del presidente Nicolás Maduro han sido bien documentados durante el año pasado.
Elemental, pero no para todos
Venezuela no solo es el país más miserable del mundo, según Hanke, “sino que su puntaje en el Índice de Miseria ha aumentado dramáticamente durante el año pasado, a medida que se aceleró el colapso de la economía”.
Los problemas de Argentina y de Irán tiene que ver con el dudoso valor de su moneda, la poca credibilidad del banco central y el fenómeno inflacionario, mientras que Brasil, entre otras muchas cosas, tiene un sistema de pensiones en quiebra.
“La condición humana habita en un vasto continuo entre miserable y feliz. En la esfera de la economía, la miseria tiende a fluir desde un alta inflación, los elevados costos de los préstamos y el desempleo”, escribe Hanke, economista de la Universidad Johns Hopkins.
Y remata en su artículo publicado originalmente en la revista Forbes: “La manera más segura de mitigar esa miseria es el crecimiento económico. Todo lo demás es igual, la felicidad tiende a florecer cuando el crecimiento es fuerte, la inflación y las tasas de interés son bajas y los empleos abundan”.
Elemental, pero no para todos. Menos para los populistas que ahora florecen como esporas en el mundo.