Girona es la provincia que queda más al nordeste de España dentro de la península. La ciudad es de medio tamaño, con algo de desnivel que permite que la Catedral pueda verse desde gran parte del territorio.
Es una ciudad calmada: las aguas del río Onyar bajan tranquilas y la presencia de las iglesias (la Catedral y Sant Feliu) se acompaña de dos calles principales que, aunque ahora registran mucho turismo peatonal, suelen discurrir apaciblemente entre los Baños Árabes, los jardines que van a dar al monasterio de Sant Pere de Galligants, a sanDaniel y el call, el antiguo barrio judío.
Cuenta además con un pulmón verde: el Parque de la Devesa, un jardín de 2.500 árboles de especies híbridas de plátano, que fueron plantados en 1850 y han crecido en vertical hasta superar los 50 metros de altura. Son 40 hectáreas que permiten descongestionar un trazado cada vez más urbanizado.
El viajero puede llegar a Girona en avión puesto que dispone de aeropuerto cercano (con líneas low cost), por tren (con alta velocidad) y en automóvil (desde Barcelona se llega por autopista, desde Lleida hay autovía y desde Francia también hay autopista).
Girona cuenta con una catedral gótica de una sola nave, lo que la hace única en su condición. Solo San Pedro del Vaticano tiene unas medidas más amplias que la de esta ciudad. Es manifestación todavía hoy visible de la convivencia con musulmanes y judíos, puesto que los Baños Árabes quedan a pocos metros y el call permite ver la sinagoga así como el actual Museo de Historia de los Judíos.
La piedra predomina en el casco antiguo de la ciudad y le otorga una dimensión espiritual importante: es el espacio doméstico y al mismo tiempo el espacio de conexión (los suelos de cantos rodados) y de oración.
En esta galería fotográfica podrán contemplar la belleza de la ciudad:
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