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Si ha diagnosticado que en su equipo de trabajo se da un riesgo importante de Pensamiento Grupal de acuerdo con el test del artículo anterior y es consciente de los errores que entraña esta problemática que puede erosionar no sólo el rendimiento del equipo de trabajo sino también sus relaciones personales, lo normal es que se pregunte por estrategias para poder dar solucionar o al menos reducir el problema.
Una de las grandes dificultades para dar curso de solución es la cerrazón mental del grupo. Es decir, si el grupo estuviera abierto a estas sugerencias externas es que posiblemente no necesite esta ayuda.
No obstante, como generalmente no son situaciones de blanco o negro, en la gama de grises puede coexistir cierto grado de problema con cierta posibilidad de introducir y ser aceptadas, en parte, algunas estrategias de solución.
Estas estrategias propuestas para reducir el grave problema de pensamiento grupal pueden ayudar no solamente a que nos grupos o equipos de trabajo rindan mejor sino también evitar que las relaciones personales acaben en un ambiente enrarecido e intoxicado.
Y bien, tras este breve trayecto por el diagnóstico, errores y tratamiento frente al Pensamiento Grupal ¿considera que vale la pena correr el riesgo de no tomarlo en cuenta en su equipo de trabajo? En caso afirmativo, no busque que le den la razón los miembros de su equipo, busque a quien le lleve la contraria, aunque sea por primera vez. Vale la pena.
