Si alguien quiere saber de qué llevan medio siglo riéndose los españoles, que consulte los chistes de Forges. Ayer falleció en Madrid a los 76 años a causa de un cáncer de páncreas y su viñeta ya no seguirá explicando al mundo cómo encajan los malos políticos, un mal matrimonio y la mala economía con el buen humor.
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Ese humor era una forma inteligente de crítica y ha sido la vía de escape para todos aquellos que en democracia les faltaba el punto de ilusión por las instituciones.
Nadie como él para que se soltara una carcajada colectiva, porque de algún modo nos retrataba en esos personajes que han sido y son la España real: para empezar, el quejumbroso Mariano, ese ciudadano medio y miope, siempre unido y a la vez en confrontación con su santa esposa, Concha, y escéptico con cualquier cosa que pasaba en el país.
O los Blasillos, dos hombres del campo, de la España profunda, que se asombran de lo que sucede alrededor. Sabiduría de barra de café que a a la vez nos acertaba de pleno.
Un dramatis personae digno de vodevil que convertía su dibujo diario para el rotativo en una ventana a la actualidad. Desde paros generales a elogios a los maestros, pasando por la lógica del funcionario o el especticismo de un marido aburrido; todos quedábamos retratados (con una parcialidad que no escondía) por el ojo (y las gafas de pasta) de Forges.
Es duro tener que despedirnos de Antonio Fraguas, #Forges, cronista, siempre en clave de humor, de nuestro último medio siglo pic.twitter.com/1wems5Vtvc
— Biblioteca Nacional de España (@BNE_biblioteca) February 22, 2018
Nació en Madrid, su Madrid, en enero de 1942. Publicó su primer chiste en el diario Pueblo, de la mano del periodista Jesús Hermida, en 1964. Pasó en 1982 a trabajar para Diario 16, posteriormente en El Mundo y en 1995 comienza a firmar el chiste editorial de El País.
Agudo, inteligentísimo, observador… Forges cada jornada era más seguido por los lectores de papel que muchos analistas internacionales. Sin duda, un chiste tiene más fuerza y más impacto en el público que un análisis de 3.000 palabras.
Un lenguaje particular
Su uso del español era peculiar, con gracejo, y de él puede haber material para tesis doctorales, al combinar términos de la jerga de barrio con expresiones aparentemente cultas que sabía ridiculizar en su justa medida. Ni los latinajos quedaban a salvo.
¿En cuántos tablones y paredes de oficina habrá colgado con chincheta o cinta adhesiva algún chiste suyo?
Estaba casado y tenía tres hijos. Había recibido, a lo largo de su trayectoria, numerosos galardones, entre ellos el de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Alcalá. En 2011 recibió la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes, una de las más altas condecoraciones que en España se otorga al mundo de la Cultura. Y es que Forges no solo era unas risas: era Historia de España y Sociología a partes iguales y con mayúscula.
Descanse en paz.