Seamos sinceros: algunas oraciones creadas por algunos santos pueden parecer un poco demasiado “piadosas” para la mayoría de nosotros. Para aquellos que todavía percibimos que la santidad no es más que una mota lejana en el horizonte, es más sencillo sentirnos identificados con oraciones que reconocen la frecuencia con la que solemos no cumplir con las expectativas.
La buena noticia es que la Iglesia nunca estuvo destinada a ser un museo para santos, sino un hospital para pecadores.
Si quieres pruebas, mira a los Doce Apóstoles. La misma “piedra” de la Iglesia negó a Cristo tres veces y todos los apóstoles menos uno huyeron del escenario de la crucifixión.
Para reconocer la realidad de nuestras propias vidas, en esta galería de imágenes hay varias “oraciones para pecadores” que son sinceras sobre nuestra propia miseria y ponen nuestro enfoque en la misericordia de Dios para sanar nuestras muchas heridas.
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Algunas de las inspiradoras personas que hoy los católicos veneran como santos fueron en algunos momentos de sus vidas notoriamente miserables.
Cometieron errores, cayeron y pecaron. Pero la clave fue que sus corazones de convirtieron.
¡Eso nos da esperanzas! Sentirse miserable puede ser el punto de partida de un arrepentimiento y un cambio, una mejora personal que te lleve hasta el cielo.
Incluso nuestros fríos corazones, que a veces sentimos tan distantes de Dios, pueden volverse hacia Él y recibir una nueva vida.
San Agustín es un ejemplo paradigmático de santos que fueron pecadores, pero hay muchos más. San Mateo, san Dimas, santa Pelagia, santa María de Egipto. Conoce más sobre sus vidas:
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