La famosa cadena británica de tiendas de ropa de bajo coste Primark se encuentra desde hace unos días en el centro de un escándalo respeto a las condiciones laborales de sus trabajadores chinos.
Varios clientes han encontrado peticiones de ayuda inscritas en las etiquetas y en los bolsillos de varias prendas vendidas en Irlanda y en Gales. Y esto podría ser sólo el principio.
“Somos esclavos chinos, aquí se nos explota como animales, ayudadnos”, decía el famoso mensaje de petición de ayuda metido en el bolsillo de unos tejanos comprados por la irlandesa Karen Wisinska en junio de 2011, pero que no había llevado hasta ahora, informa la BBC.
La nota escondida, escrita en chino, empezaba por “¡SOS! ¡SOS! ¡SOS!”. Esto alertó a la joven, que entonces lo publicó en su cuenta de Facebook.
En poco tiempo, muchas personas han respondido, permitiéndole obtener la traducción del mensaje manuscrito:
“Somos prisioneros de la cárcel de Nan Xiang de la provincia de Hubei en China. Nuestro trabajo en el interior de la cárcel es producir ropa de moda para la exportación. Trabajamos 15 horas al día y la comida que comemos ni siquiera podría alimentar a los perros o a los cerdos. Trabajamos tan duro como los bueyes en el campo”.
Impactada, Karen contactó con responsables de Amnistía Internacional, que transmitieron la noticia en la cuenta de Twitter de la organización.
“Es una historia horrible”, declara el responsable de Amnistía Internacional para Irlanda del Norte, Patrick Corrigan. “Es muy difícil saber si es verdad, pero nuestro temor es que esto sólo sea la punta del iceberg”, añade.
El portavoz de Primark informó que inmediatamente se ha abierto una investigación para esclarecer el caso, pero también expresó su escepticismo sobre el tema.
“Estos pantalones fueron encargados por Primark a principios del año 2009 y fueron comercializados en el norte de Irlanda en octubre de 2009 –declaró-. Encontramos muy raro que la historia haya emergido tan recientemente, dado que los pantalones estaban en venta hace cuatro años”.
Sin embargo, no parece un caso aislado. El Daily Mail informó de dos casos parecidos: Rebecca Gallagher y Rebecca Williams, que no se conocían y que compraron un vestido por 10 euros en una tienda Primark de Swansea, en Gales, encontraron una etiqueta de petición de ayuda cosida en la prenda.
En la primera estaba escrito “Condiciones de trabajo degradantes”, mientras que la segunda revela un “trabajo forzado y horarios extenuantes”. Primark respondió en su cuenta de Twitter que lo estaban investigando.
Sean ciertos o no estos hechos, mientras la historia empieza a difundirse ampliamente en internet, estos descubrimientos plantean nuevamente la cuestión de las condiciones de fabricación de ropa en los países donde se pisotean los derechos humanos fundamentales.
SOS de esclavos chinos escondidos en la ropa
Amnesty International/Karen Wisínska
Solène Tadié - publicado el 01/07/14
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